[Priv. Rika] Dear Chocolate.

Colores, música, dulces, comida ¡Aquel era un día bastante colorido! Ese día se celebraba una fiesta por Dios sabe cual razón, en aquella ciudad todos eran muy animados. La magia podía sentirse por todo el lugar y la alegría era algo que no hacía falta. Por todas partes habían puestos con diferentes atracciones de todos los tipos, para todas las edades. Algunas de ellas se basaban en la magia, pues a varias personas que no sabían cómo utilizar la misma les interesaba. Todo parecía ser una dulce feria hecha con el único propósito de animar a los ciudadanos de aquel pueblo. Para dar soporte a la alegre actividad, el clima era de lo más agradable posible. El cielo azul siendo decorado por algunas blancas nubes y el sol iluminando todo a su paso, pero sin ser una molestia. El suave viento ayudaba a relajar todo y dar la impresión de que fuera un día de campo.

Alluka, la pequeña que recientemente había regresado a casa, había salido a dar un paseo. No iba lejos del gremio pues aún no se sentía segura al salir sola, se encontraba bastante cerca de Fairy Tail. Observaba todo impresionada y con una bella sonrisa en su rostro, los adultos que la veían le sonreían de vuelta y algunos acariciaban su cabeza, en su mayoría las mujeres y las jóvenes adolescentes. En varios juegos ya había ganado algunos caramelos…pero este era su dilema. No podía participar en un juego porque le faltaba tamaño, pero realmente deseaba el peluche que se ofrecía como premio. Permaneció observando el mismo pensando en si ir por su padre para que concurse por ella o darse por vencida.

En el momento en que ella comenzó a correr aún sujetándola de la mano Alluka no pudo evitar sorprenderse un poco, debía decir que la más pequeña de las dos debía sostener su falda un poco para poder correr con libertad ya que su ropa era un tanto… ¿Tradicional? Y le era un poco difícil correr en esa posición, sin embargo en su adorable rostro se mantenía la sonrisa que hacía poco se había plasmado allí. Estaba muy contenta ¡La estaba ayudando! Realmente estaría agradecida con esa niña y estaría pensando en cómo compensar aquel favor. Al momento de llegar la hora de la inscripción ambas se separaron, Alluka estuvo observando desde su lugar deseando que el tamaño de ella fuera suficiente y así resultó ser. Alluka aplaudió un poco cuando notó esto, consiguiendo que algunas personas de alrededor la miraran curiosamente y algunas otras sonrientes.

Cuando comenzaron a realizar las actividades de la competencia podría apreciarse en el rostro de Alluka una sonrisa de determinación, confiando en que sus capacidades le servirían de ayuda a Rika. La siguiente cosa que deberían buscar era «el lugar en donde vivían los peces» — El río. — comentó Alluka, muy segura de que estaría allí. Cerca, había un pequeño río así que les sería fácil poder llegar al mismo. Alluka se encargó de guiarla para poder conseguir la siguiente pista, la cual se encontraba en un pequeño tronco cercano al río. Al parecer esta pista era la que guíaba al tesoro. En el papel decía «Donde abundan las flores»

La emoción permanecía dentro de su pequeño cuerpo, haciendo que su corazón comenzara a latir rápidamente. Comenzaron a correr nuevamente en dirección al campo de flores. Alluka respiraba un poco más rápido para conseguir recuperar el aliento pues habían estado corriendo mucho en ese poco rato que tenían juntas. Buscaban por el lugar pero no encontraban nada, hasta que finalmente Rika fue quien encontró el pequeño tesoro que se suponía deberían conseguir. Alluka sonrió. ¡Habían ganado! Mejor dicho, ella había ganado pues ella era quien había participado como concursante realmente. Alluka iba junto a ella en dirección al puesto en donde se ofrecería el premio, mientras los ciudadanos aplaudían a la pequeña niña por haber ganado la competición y daban mensajes de ánimo para que pensaran en seguir jugando o algo así. Al momento de llegar, habían muchas señoritas reunidas en el lugar vestidas de forma similar pues al parecer estaban utilizando un uniforme. Una de ellas dio un paso hacia el frente. — Ven a recoger tu premio, pro aquí. — comentó dulcemente hablándole a Rika para que tomara lo que había ganado. Alluka se quedó de pie un poco más detrás recuperando el aliento perdido y esperando a que su corazón dejara de palpitar a semejante velocidad, como lo estaba haciendo en ese preciso momento.

La respiración de Alluka ya se había regularizado y ya estaba respirando igual que desde un principio. Estaba de pie esperando a que su conocida regresara, aunque de vez en cuando observaba los animalitos que pasaban cerca de ella. Ella realmente adoraba a los animales. Alzó la cabeza cuando notó que Rika ya había regresado con el tan apreciado, adorado y deseado peluche. ¡Y era enorme! Podría decirse que mucho más grande que la misma Alluka. Una sonrisa de oreja a oreja se formó en el rostro de Alluka y sin dudarlo tomó el peluche, pero al mismo tiempo se había lanzado hacia la niña para abrazarla con mucha fuerza y muy sonriente. — ¡Muchas gracias Rika-chan! — expresó su gratitud y su felicidad en el tono de su voz, el de una niña muy contenta y ahora muy animada. Sus mejillas estaban un poco sonrosadas por la alegría y aún continuaba abrazando a la mayor muy contenta. Las personas solo la miraban con ternura, y luego de un momento regresaban con las demás actividades.

La alegría invadía el cuerpo de la pequeña Alluka que abraza fuerte y celosamente su nuevo osito mientras hacía el fuerte y grande intento de comer el algodón de azúcar que Rika le había ofrecido recientemente. Se le estaba complicando un poco, pero estaba en un estado muy obstinado y no quería soltar al peluche. Que niñita, que terca podía llegar a ser. Consiguió morderlo y saborear ese dulce sabor, tenerlo en su boca y en sus papilas gustativas. Se sonrosó posteriormente, llena de alegría. Alluka adoraba los dulces. Rika le estaba hablando así que le prestaba mucha atención, pues era de mala educación ignorar a alguien cuando te estaba hablando. Entonces Alluka se sorprendió un poco. ¿Ser amigas? Sería su primer amiga de su edad, y eso le daba un sentimiento muy bonito. Alluka sonrió, pero esa sonrisa se notaba más agradecida y noble que las demás. Alluka soltó el peluche y apretó la mano de ella con la propia, respondiendo al saludo. — ¡Claro! — respondió llena de alegría. Había hecho una amiga, y eso la emocionaba muchísimo.