La lluvia que camina (Gray Fullbuster)

Una, dos, tres, cuatro... y un centenar más fueron las gotas que empezaron a empapar el cristal de la habitación de Juvia, mientras esta las contaba hasta no poder más. Una vez perdió la cuenta observo como las gotas se deslizaban por el cristal creando dibujos estaños y fugaces. El reloj de la mesilla iba marcando los segundos de una forma sonora, aunque Juvia sentada en el sofá, con una pierna sobre otra, apenas escuchaba el pasar de las manecillas. Ojos serenos viendo el infinito, entreteniéndose con lo más simple, todo para pasar el tiempo libre que tenia. Únicamente pudo arrancarla de ese estado de inconsciencia un rayo que partió el cielo de Magnolia en dos. Juvia parpadeo como desorientada dándose sin saber cuanto tiempo había quedado allí petrificada, escuchando como el trueno retumbaba en las paredes. Pero ahora aquellas paredes que hasta hace un momento habían sido su guarida se estaban convirtiendo en su prisión, y la ansiedad crecía. Sin dudarlo se puso el abrigo azul, sin ni siquiera quitarse el pijama, se enfundo las botas de piel, su forro y el paraguas rosa que reposaba alado de la puerta.

Salio de Fairy Hills sin cruzarse con nadie, y lo agradeció. Estaba atardeciendo, aunque era difícil saberlo, pues las gruesas nubes de tormenta tapaban el sol. Ningún otro trueno había hecho su aparición, así que Juvia abrió segura su paraguas. Protegida por el trozo de tela, se encamino hasta Magnolia, sintiendo como el aire fuerte y frío la acariciaba. Camino una hora, y una mala racha de viento provoco que su paraguas acabase en la basura roto. Pero tampoco le importo. Ahora eran las gotas frías quien la bañaban y se colaban entre la gruesa ropa haciéndola más pesada. Llego hasta el parque de Magnolia, y se sentó a descansar un poco los pies. El gran árbol la protegida de la mayor parte de las gotas, aunque muchas seguían cayendo de sus hojas. Juvia suspiro notando de nuevo el aire fresco llenando sus pulmones, mirando el cuelo encapotado.

Era un día Lluvioso en Magnolia, Gray acababa de terminar una misión con Natsu y Lucy, y ahora quería despejarse un poco, pero el día no se lo permitía mucho, ya que los días con lluvia y truenos no eran sus preferidos, pensó en ir a algún establecimiento de la ciudad, pero seguramente estarían llenos de traseúntes cubriendose de la feroz lluvia que azotaba el cielo de Magnolia. Estaba cansado de estar en el gremio sentado con gente chillando, había mucho barullo, pero a Gray en verdad eso no le importaba, se ponía a pensar en sus cosas y todo le daba igual.

Estaba harto, se puso en pie, salió a fuera, vio que no había rayos, y se puso la capucha que llevaba su chaqueta. Caminó por las calles de la ciudad, viendo algunos establecimientos cerrado y otros abarrotados de gente. Pasó un tiempo así hasta llegar al parque de Magnolia. dando vueltas por él, Divisó a lo lejos a a Juvia, que estaba sentada, y decidió acercarse a hablar con ella - ¡Hola Juvia!.
Le dijo, con una sonrisa en la cara. -Que haces por aquí con la que esta cayendo y sin paraguas?. Gray Se quedó callado esperando la respuesta de Juvia

El sonido de la lluvia chocando contra el suelo inundaba el parque y la mente de Juvia, puede que por eso mismo no escucho cuando una sombra se acerco a ella. La voz del joven la saco de sus pensamientos. No hizo falta verle, su voz era suficiente para reconocerle. Era Grey, su compañero de Fairy Tail, y rápidamente el corazón de Juvia empezó a palpitar como si acabase de correr una maratón. Miro para el joven que se protegía de la capucha de la precipitación. Las mejillas de la joven tomaron el color de las manzanas y rápidamente se puso de pie para quedar a su altura.

-¡Gray-sama!- pronuncio muy colorada y mirando a todos lados. La simple presencia del chico conseguía alegrar su corazón aun en el día mas oscuro y angustioso. En solo unos segundos parecía que los problemas se iban al mirar sus ojos negros y profundos- Pues salí a dar una vuelta, no me apetecía estar mucho en mi cuarto. Y bueno, se me rompió el paraguas. Juvia es algo patosa- pronuncio contenta mirando al joven. Las ropas de Juvia se pegan al cuerpo de la joven por culpa de la lluvia, pero ella no se dio cuanta, cuando estaba con Gray el resto daba igual- Y tu Gray-sama, ¿de donde vienes?

Cuando Gray y Juvia empezaron a hablar él noto que ella estaba nerviosa, se dio cuenta que ella no esperaba que se encontrasen en ese día de lluvia. Mientras hablaban, las gotas los empapaban, haciendo que sus ropas se pegaran al cuerpo. Gray no puedo evitar fijarse en Juvia y sonrojarse un poco. Cuando Juvia terminó de hablar, él contestó:

-He terminado de hacer un trabajo con Lucy y Natsu y me apetecía despejarme un poco del gremio, hacían mucho ruido y he venido a dar una vuelta por aquí.

Cuando logró acostumbrarse a la ropa pegada al cuerpo de Juvia, ya no estaba tan nervioso, y decidió preguntarle: -¿te apetece que demos una vuelta juntos o algo?

Juvia escucho muy atenta cada una de las palabras de Gray, y sus ojos se incendiaron en llamas durante un rato cuando escucho el nombre de Lucy. Juvia seguía pensando que Lucy iba tras Gray, aun después de todo lo que habían vivido y que la rubia se había cansado de repetir una y otra vez que no había nada, pero la imaginación de Juvia decía lo contrario. Los pensamientos asesinos de la azul se desvanecieron en cuando oyó la pregunta del joven, y sus ojos azules volvieron a su color original y llenos de ilusión.

- A Juvia le encantara ir a dar una vuelta con Gray- pronuncio contenta, y sin dudarlo se aferro al brazo del chico. Era una confianza extraña, pero estar cerca de él la relajaba, bueno, más o menos, por que su corazón palpitaba a ritmo de rumba. Caminaron sin paraguas bajo la lluvia que segia empapando las pocas partes secas que quedaban por de su ropas. Un rato por las zonas más oscuras del parque donde solo había una farola iluminando el camino valió para que la imaginación de Juvia volase y pensase en escenas típicas de un Shojo. Pero el tiempo paso y hablaron un buen rato, hasta que salieron del parque y caminaron por las calles de piedra de Magnolia. El reloj de una plaza cercana dio las doce- Que tarde es ya... ¡achi!- estornudo la joven sin poder evitarlo mientras su pálida mano cubría su boca. Suspiro tranquilamente y miro a Gray- ¿A donde quieres ir ahora, Gray-sama?

La pregunta de Gray retumbo en la cabeza de Juvia como las campanas del reloj de la plaza. Todo parecía detenerse a la vez que la lluvia seguía cayendo de manera persistente.

-Juvia siempre quiere estar con Gray-sama- prenuncio contenta mostrando una sonrisa tierna. Normalmente le encantaría pasar el rato con el chico, era algo que nunca había intentado ocultar, pero aquella noche ese sentimiento era más fuerte. No quería volver a Fairy Hills por nada del mundo, sentirse sola en un cuarto oscuro, con la única compañía de las gotas de agua contra el cristal, no, sin duda ella no quería eso. La joven borro su sonrisa para volver a estornudar, de manera baja y rápida- perdona, debe de haberme cogido el frío y ...- no acabo su frase, pues el rayo que partió de nuevo el cielo de Magnolia en dos la detuvo. Normalmente no le asustaban los rayos ni nada por el estilo, pero aquello la había pillado por sorpresa, y sin quererlo oculto su rostro en el pecho de Gray, buscando una seguridad que había perdido en un segundo. El trueno retumbo por la calles al igual que el reloj, haciendo que temblasen los cristales. Juvia se dio cuanta de lo que acababa de hacer y sus mejillas se pusieron más rojas, si podían estarlo- Perdona...-pronuncio, pero un nuevo rayo hizo su aparición. Puede que aquella no fuese una noche tranquila.

el estornudo de Juvia lo asustó un poco, fue repentino, pero antes de poder decir nada, sonó un trueno potente, uno de los quizás mas fuertes de la noche. Cuando abrió los ojos después del trueno, vio a Juvia recostada a su pecho, por el susto del ruido. A él no le importa, en absoluto.. más bien le agradaba, no sabía por que, pero el estar con Juvia hacía a Gray feliz, feliz como nunca ha estado. Se sonrojo por que hasta ese momento nunca le había pasado algo similar con una chica. Pero estaba contento de que lo hiciera, y cuando lluvia se disculpó, el le contestó:

-Juvia, no pasa nada, si te sientes insegura, aquí estoy yo. En ese momento el chico encapuchado abrazó a juvia con fuerza, como si el tiempo se hubiese parado y nada importase mas que ese instante, ese momento ta reconfortante.

Algo dentro de ella quiso que quedase petrificada ante el abrazo del joven que la rodeaba con sus brazos, unos brazos con los que Juvia había soñado noche y día. La joven permaneció con los ojos muy abiertos durante un par de segundos sin acabas de comprender lo que pasaba, incluso los mantuvo abiertos cuando un nuevo rayo los ilumino con su blanquina luz. Habían sido tantas las veces que su mente había creado aquel momento, tantas que ya no podría fijar un numero, pero aun así ninguna se parecía a aquella situación. Bajo una lluvia de agua y rayos, con las ropas empapadas y un frío en los huesos, aun de todo eso, a Juvia le pareció algo perfecto. Finalmente reacciono y paso sus brazos por encima de los hombros del chico, devolviendo el gesto. Un abrazo que calentó lo que no podría hacer un fuego, un abrazo que la lleno más que muchos momentos de su vida.

- Gracias Gray...-pronuncio a solo unos centímetros de su oído, mientras acariciaba levemente con una mano su pelo empapado y con otra la espalda. Con los cuerpos pegados y pudiéndose oír la respiración del otro a pesar de la lluvia. Juvia no sabría decir cuanto tiempo se abrazaron, puede que segundos, minutos o horas, aunque a ella nunca le parecería suficiente. Se separo levemente de él, mirándolo a los ojos, sin saber si se atrevería a confesar aquello que tanto tiempo había guardado en su interior- Gray... yo...-dijo en el aire, aun insegura de ella misma.

La cara de sorpresa de Juvia nunca podría pintarse en un cuatro. La mezcla de sorpresa, felicidad y otros sentimientos se mezclaron en ella como acuarelas con el agua. Juvia siguió mirándolo a los ojos, mientras las finas gotas resbalaban por sus rostros para finalmente precipitarse contra el suelo o sus ropas. Oyó de nuevo un trueno, parecía que la tormenta se acercaba. Juvia lo volvió a mirar incrédula.

-¿A mi casa?- pregunto roja, como si no hubiese escuchado bien. Por un lado quería ir, claro que quería, era un sueño que tenia desde hace mucho, pero a la vez había muchos inconveniente y muy repentino- No se Gray-sama. Juvia vive en Fairy Hills, la residencia femenina. Los chicos están prohibidos, y como te vea alguien Juvia no quiere saber lo que pasará- pronuncio mirando para otro lado. En cierto modo aquello tenia su toque de morbo, colar a Gray en su habitación seguro que le hacia latir más el corazón, pero como los pillasen... Juvia lo miro de nuevo a los ojos dudosa- ¿Y si vamos a tu casa? Bueno, como Gray-sama quiera -pronuncio roja esperando la respuestas del chico.

Con cada paso Juvia se creía menos lo que estaba pasando, se estaba llendo con Gray a su casa en una noche tormentosa. La joven se dejo guiar mientras sus manos permanecían entrelazadas. No había absolutamente nadie por las calles, ni personas ni un solo animal que les cortase el paso, tan solo cinco nuevos rayos que se acercaban. Finalmente dieron llegado y sin dudarlo entraron para escapar de la tormenta. Ambos empaparon el suelo con sus ropas mojadas, pero Juvia estaba más entretenida viendo el lugar. Era una casa pequeña, sencilla pero bonita. Sin duda Gray no era del tipo de chicos obsesionado con la decoración, pero al menos no era hortera. Juvia se saco el gorro dejando ver su pelo completamente empapado. Tenia intención de quitarse el pesado abrigo, pero en cuanto desabrocho un botón paro. Su cara se muso muy roja, acordándose que había salido muy rápido de casa y que por debajo llevaba el camisón que utilizaba para dormir... que vergüenza. La joven tomo asiento empapada, mientras el Gray iba a por ropa. Pensó en que Gray seguramente le iba a dejar ropa de él, y por poco se desmaya.

- Tu casa es muy bonita...- pronuncio intentando apagar su imaginación de una vez que aquella noche parecía querer jugarle malas pasadas- ¿vives solo?

Mientras buscaba las mantas , la ropa y las toallas, contestaba a las preguntas que Juvia le lanzaba. -Gracias , es pequeña pero es un hogar. contesto a la siguiente, un poco tímido. -Si, vivo solo, por eso casi nunca estoy aquí, no me gusta la soledad. Mientras seguía buscando la ropa para él y Juvia, estaba pensando como declararse ante lluvia, se imaginaba la situación y se sonrojaba solo de pensar lo que pasaría... Al fin encontró dos toallas , ropa limpia y mantas para ambos. volvió al encuentro con Juvia, que la esperaba sentada y con su abrigo puesto y empapado aún, cosa que le extrañó y decidió preguntar. curioso. -Oye, creo que sería mejor que te quitarás el abrigo, si no pillarás un resfriado.

Lo siguiente que le dijo era algo que dudaba, pero al final lo pudo soltar. -P-Por cierto, vas a tener que quedarte a pasar la noche aquí... ya es tarde, hay tormenta y no puedo permitir que vuelvas a casa sola.

Los únicos dos relojes de la casa marcaban la misma hora, dos y cuarto de la mañana, muy tarde para que Juvia se fuera sola a su casa con la que estaba cayendo.

Gray fue contestando a las preguntas de la chica de manera amable mientras iba de una habitación a otra. Ella esperaba educada, con las manos sobre las rodillas. Cuando Gray le comento lo de quitar el abrigo, el sonrojo de ella se podía comparar con pocas cosas. Tartamudeo un poco sin saber como explicarle que por debajo tenia el pijama, la vergüenza era tan que simplemente dijo "No puedo quitarme el abrigo... por lo menos delante tuya" dijo muy roja y esperando que Gray no lo tomase como aun grosería. Esperaba que el chico no preguntase más sobre el tema, por que si no a la pobre Juvia le iba a dar algo. Y fue así. Gray no pregunto más sobre el tema, pero sus siguientes palabras fueron a un peores, y Juvia no tuvo un infarto de milagro. Gray, Gray Fullbuster le acababa de pedir pasar la noche allí, a que no podía estar pasando. Volvió a imaginarse lo peor, y lo único que pudo decir fue un " Claro.." mientras sus ojos se perdían en sus pensamientos. Pero rápido volvió a la realidad, y vio que el joven llevaba un poco de ropa y unas toallas " ¿Puedo?" pregunto roja señalando las toallas.

Cada vez que ella iba a decir algo, Gray notaba como se ponía cada vez más roja y contestaba menos y más tímidamente, así que decidió dejar el tema del abrigo, "sus razones tendría" pensó. Cuando Juvia le señaló las toallas, le dió 1 para ella. -Toma Juvia, puedes cambiarte y secarte en el cuarto de baño, toma también la ropa.

Mientras le daba la toalla y la ropa, le señalaba la puerta del baño para que pudiera secarse y ponerse la ropa limpia con tranquilidad. -Yo me cambiaré aquí, y mientras prepararé algo para entrar en calor.

- Gracias Gray-sama- dijo con una sonrisa tímida mientras cogía la toalla y la ropa y sus manos se rozaban durante un segundo. Estaban caliente. Juvia fue al baño y paso el seguro, más por manía que por pensar que Gray iba a entrar de golpe. Poso la ropa en una pequeña mesita y miro el baño. Pequeño y limpio, perfecto. Se quito el abrigo y sintio que le quitaban un enorme peso de encima, sus hombros se movieron libremente sin sentir toda esa tela mojada presionando. Lo pudo colgando un un colgador detrás de la puerta, mientras aun algunas gotas caían en las baldosas blancas. Juvia se miro al espejo y vio como el abrigo no había sido suficiente para protegerla y su camisón también estaba mojado, aunque en menor medida. Agradeció no haberse quitado el abrigo delante de Gray, por que si no aquello abría sido un show. Se quito el camisón húmedo y lo poco en la pileta mientras se secaba con la toalla. Empezaba a tener las yemas de las manos arrugada, y sentía los pies fríos. Iba vez más o menos seca, se pudo la ropa que Gray le había prestado. Una camiseta que le llegaba hasta casi la mitad del muslo, dejando ver parte de su símbolo del gremio. Únicamente llevaba la ropa interior por debajo, lo que no dejaba mucho a la imaginación. Juvia dudo en que hacer con el camisón, y finalmente lo dejo colgando en la barra de donde colgaba la cortina para el baño. Solo con la camiseta y unos calcetines para los pies, Juvia abrió con cuidado la puerta- Gray, ¿Estas cambiado?- pregunto algo tímida mientras cerraba los ojos por si acaso mientras salia del baño. A la vez hacia el mayor esfuerzo por tapar sus piernas, ya que no estaba acostumbrada a enseñar tanto- Juvia no suele vestir tan corto...-pronuncio roja.

Sé cambió rápidamente la ropa, antes de que Juvia saliera del baño. Mientras esperaba, decidió que lo mejor sería preparar algo para entrar en calor, dado que por la lluvia estaban helados y la casa estaba frío.Las paredes, el suelo... No podías ir sin calcetines por la casa con esa tormenta, hacia un frío que calaba hondo. Así que se dirigió a la cocina. No sabía bien los gustos de Juvia, pero preparó un chocolate caliente para cada uno "¿A Quién no le gusta el chocolate caliente cuando hace frío?" pensó preocupado si le gustaría o no. Cuando terminó de prepararlos y se sentó a esperarla, puso los 2 vasos encima de la mesita que estaba en el centro, a la espera de que saliera del baño. Estaba pensando en sus cosas y en lo que decirle a Juvia, cuando derrepente oyó que abrió la puerta y le decía algo y se dispuso a contestar sonrojado al verla medio tapada y con la ropa tan corta. -Sí, estoy vestido, tranquila. -Perdon Juvia, ha sido descortés de mi parte, quieres unos pantalones?. aunque te vendrán algo grandes.

Se quedó a la espera de la contesta de la joven, aún sonrojado por como salió del baño.

- No hace falta Gray-sama, no quiero molestar- pronuncio la joven acercándose con las mejillas rojas. Se sentó alado de Gray en el sofá que era para tres. Mantuvo sus piernas cerradas con las manos juntas sobre ellas con una pose un poco tímida sin saber muy bien que hacer. Encima de la mesita de café posaban dos tazas llenas de un liquido marrón que llenaba el ambiente de un olor dulce- ¿Esto el chocolate caliente?- dijo mientras alargaba las manos para coger la taza que estaba caliente- Nunca he probadando esta bebida- dijo mientras no dejaba de mirar el chocolate que hacia pequeñas olas dentro del recipiente. Lo acerco lentamente a sus labios con un ligero color rosáceo. Bebió un pequeño trago notando como la calentaba al instante. Su cabello mojado todavía se pegaba a su rostro formando pequeñas espirales. Juvia aparto el vado - Esta muy bueno, a Juvia le gusta...- pronuncio morando a Gray sonriente, mientras que en la parte superior de sus labios quedaba un pequeño rastro de chocolate.

Cuando Juvia dijo que no quería un pantalón, a él le extraño, le pareció vergonzoso y a la vez le gustó esa respuesta. Fue un cumulo de sensaciones para el. Por un lado era extraño que no quisiese un pantalón, pero a la vez se dió cuenta por qué. juvia era demasiado modesta para poder pedirselo y lo sabía, así que no insistió. También le gustó por que podía admirar las esbeltas piernas de Juvia, que no era algo que le desagradara, y se puso bastante tímido y vergonzoso por que nunca habia estado sentado cerca de una chica que le gustase y que estuviese semi desnuda. Cuando vió que Juvia bebía un poco de chocolate caliente, se alegró de que le gustará. También observo que a la chica se le había quedado un bigote de chocolate. Primero pensó en quitarselo de un beso, pero lo vio precipitado y le empezaron a temblar las manos, asi que simplemente puso su dedo pulgar en el labio y lo quitó, suavemente. -Así mejor, la verdad. se la quedó mirando a los ojos, encantado por su mirada, pero rápidamente la apartó. -Juvia, quería hablar de un tema serio contigo.

El suave dedo de Gray por encima de los labios de Juvia hizo que a la joven le latiese muchísimo más rápido de lo que ya estaba, y si eso era posible. Mantuvo el aliento hasta que Gray aparto el dedo, y luego sintio como todo el aire escapaba de sus pulmones. Juvia observo en cuerpo semi desnudo de Gray, tan perfecto que seria difícil de imaginar. Habían sido muchas veces las que había visto el cuerpo desnudo de Gray, en el gremio y en la calle mismo, pero nunca en un lugar tan intimo y tan cerca. Sus miradas se cruzaron por unos segundos, permaneciendo el azul y el negro hundios en sus pensamientos. Juvia no pudo desviar la mirada, por mucho que lo intentase no seria capaz, pero fue Gray quien lo hizo. Gray dijo que quería hablar en serio, lo que provoco mil dudas a la joven. ¿De que quería hablar? Acaso iba a volver a decirle que no quería con ella, pero de una forma seria para que lo dejase de una vez. ¿O de algo peor?. La mente pesimista de Juvia le jugo malas jugadas, pensando en la situación. Juvia se puso muy nerviosa, y su respiración era agitada- Gray, yo...-pronuncio en bajo, siendo tan solo un susurro. Se giro hacia él, quedando arrodillada en el sofá. Miro sus manos durante unos segundos, pensando bien en lo que iba a decir-... Gray, tu sabes lo que Juvia siente por ti. Puede que a veces no lo parezca, pero Juvia realmente te admira...- quito la mirada de sus manos y volvió a mirarlo a los ojos. El rostro de Juvia era sereno y dudoso, sin saber como reaccionaria Gray a aquello. Seria como siempre y la ignoraría, o la echaría de casa, o quien sabe. Pero solo había una forma de saberlo- Gray... Juvia... yo... ¡Te quiero!- dijo de golpe cerrando los ojos, y esperando a ver lo que le tenia reservado el destino.

Tras decirle que quería hablar con ella de algo serio, notó que se empezaba a poner roja, estaba miraba sus manos, un poco temblorosas. Cuando Juvia susurró su nombre, casi no lo pudo oir. Le intrigaba lo que ella pudiera estar pensado en aquel momento, que parecía infinito, ese silencio que hubo lo ponía un poco de los nervios. Siguió esperando hasta que Juvia recuperó la palabra un poco después. mientras escuchaba, la miraba curioso por saber que diría, entonces le miró con otra mirada, mas decidida, menos nerviosa.Esperó hasta que ella terminó, y se quedó de piedra al oir aquello.¿Estaría leyendole la mente? No, eso era imposible, pero se alegró muchísimo al oir aquello. Sabía que le tenía aprecio y que sentia admiración hacia el, pero no se esperaba aquellas palabras. "Te quiero". Esas palabras estuvieron resonando en su mente hasta que por fin recobró la palabra y la confianza para responderle. -Juvia... de eso quería hablarte. tomó aire, y siguió. -Siento lo mismo por ti. Hoy me lo he pasado como nunca, ha sido el dia más feliz a tu lado. Entonces, se inclinó hacia delante, tembloroso, y le dio un beso en los labios. Eran unos labios dulces, calentados por el chocolate, pero muy suaves.

La respiracion de la joven se ditubo poco a poco con cada palabra que salia de los labios del chico, para dejarla finalmente sin aliento.Juvia no podía creer lo que estaba pasando, era algo que había imaginado mas de mil veces pero aun así en el momento de la verdad no se lo creía. Por fin era correspondida por el hombre a quien tanto amaba. No fue capaz de contestar nada, ya que ni aire tenia para vocalizar, pero noto como Gray se inclinaba para besarla en los labios. Aquello le devolvió el aliento que había perdido, unos labios tan fríos y calientes que provocaba escalofríos por toda la espalda. Consigo recuperar aire por la nariz sin separarse de él, pues no quería, tenia miedo que si se separaban no volverían a juntarse. Los ojos de Juvia se humedecieron dejando caer una lagrima transparente por sus mejillas rojas. Nunca sabría decir cuanto tiempo estuvieron así, puede que segundos, minutos o incluso horas, pero lo único que recordaba Juvia, ademas de la increíble sensación de ese beso fue que escucho como si estuviese a kilómetros el reloj de casa de Gray tocar de nuevo. Quien le iba a decir que cuando salio de casa aquella tarde a toda prisa, solo con el abrigo y un paraguas, acabaría en casa de Gray medio desnuda en su sofá mientras se besaban. Cosas del buen destino. Finalmente Juvia se separo un poco para conseguir de nuevo una bocanada de aire, pero aun así sus labios estaban a pocos centímetros. Algo en ella la paralizaba, provocando que las mariposas de su estomago se volviesen locas, pero también tenia un calor en el pecho que le decía que siguiese. Apoya su frente contra la de Gray, mientras respiraba lentamente- Para Juvia también ha sido un día perfecto...-susurro a solo unos pocos centímetros de su rostro, pero la joven se corrigió- No, no ha sido, este día todavía no ha acabado- pronuncio volviéndolo a besar pero con algo más de pasión, sin creerse que fuese ella quien se lanzase. Puso sus manos sobre los hombros del chico, aferrándose a ellos como un salvavidas, y sin poder saber como acabaría la noche.

Durante ese beso, el tiempo se paró, se detuvo por completo. Fue un momento mágico, de película. Tanto que cuando se separaron, se quedó sin aliento, no sabia bien que decir ante aquello que acababa de suceder, simplemente estaba contento, y mucho. Cuando se apoyaron frente con frente, escuchó a Juvia decirle que el dia no habia terminado. Eso alegró aún más a Gray, si era posible. Aquello significaba que el beso probablemente le hubiera gustado tanto como a él. Un beso tan magnífico que el sabor, la suavidad de los labios de la chica, se le estuvieron pasando un buen rato por la cabeza. Después de unos segundos de silencio, le contestó a Juvia. -Tienes razón, aún no se ha acabado. Le dijo, mirándola a los ojos y sonrojado. -T-Te quiero Juvia....de verdad. Se quedó allí en silencio, aún pasándole por la mente el beso anterior

Como en el mejor de los sueños todo sucedía de una manera inesperada pero agradable, dando tal vuelvo al corazón que parecía detenerse. Pero no, ni los sueños eran capaces de crear momentos tan bonitos e intensos como aquel, aunque más de una vez Juvia estuvo tentada a pellizcarse y comprobar si realmente era cierto o aun seguía en cama. Y por fin llego, la confesión de él, esa que llevaba meses esperando y fantaseando como una colegiala de instituto, pero cuando se lo digo, no reacciono como pensaba. En sus ilusiones él confesaba su con amor y ella saltaba a sus brazos mientras una luz brillante los volvieran, y vivían felices para siempre cogidos de la mano, pero no fue exactamente así como reacciono Juvia. Lloro, sus lagrimas transparentes recorrieron sus mejillas calientes como si hojas arrastradas por el viento, mientras afuera la lluvia atroz y los truenos cubrían el cielo. Pero aun así, Juvia no hubiese cambado aquel momento por nada del mundo. Se limpio las lagrimas con el dorso de la mano pálida, internando no parecer una niña pequeña y intentaba no sollozar demasiado. Cuando se calmo un poco, aunque su pecho seguía teniendo pequeños espasmos, miro a Gray aun con los ojos húmedos, pero con una gran sonrisa en su boca- Y yo a ti Gray- pronuncio. Estaba feliz, por que por fin había conseguido lo que más ansiaba en el mundo, ser correspondida. Volvió a acercarse al joven para besarle, pero de manera más apasionada. Las manos de la joven en los hombros de él, hizo una leve fuerza para que se inclinase sobre ella, mientras ella se recostaba en el sofá mientras persistía su beso. Ahora solo quería dejarse llevar.