[Priv. Alissa White-Gluz] Lluvia, barro, y reprimenda.

Las gotas caian sin previo aviso sobre los ciudadanos, todos corrian a refugiarse bajo los toldos ya húmedos de las tiendas, o coijandose en el calor de sus hogares. El silencio se hizo en la calle, mas de la mitad de las personas habian desaparecido y otras seguian corriendo en direccion hacia sus casa salvo una sola persona que caminaba lentamente bajo la lluvia, a Rika le encantaba la lluvia, le gustaba mirar al cielo y ver como las diminutas gotas de agua inundaban su rostro. Tras un rato caminando bajo la lluvia su pelo estaba completamente empapado y algunos mechones se estaban adhiriendo a su cara, las gotas resbalaban por su frente, y su ropa pesaba más que antes.

Siguio caminando mientras escuchaba palabras y frases de advertencia " - ¡Ten cuidado, vas a coger un resfriado! - " o " - ¡Vas a enfermar! - " y la que mas miedo le daba de todas " - ¡Tu madre te regañara como te vea así! - " esa frase le hacia pensar en si lo que estaba haciendo estaba bien, aunque tambien pensaba que no tenia porque ser malo ya que aquello la divertía, dejó a un lado sus pensamientos y continuo andando bajo la lluvia aunque esta vez iba dando pequeños saltos.

Fue en direccion a su parque favorito, la hierva sonaba a sus pies y el sonido del agua repiqueteaba sobre los columpios vacios, Rika no entendia porque cuando llovia nadie iba al parque, se aburrio de estar alli sola y decidio ir en direccion al gremio para entretenerse. La mala suerte le asaltó dando lugar a una caida inesperada, la pequeña se sento en el suelo y vio que se habia raspado las rodillas al caer, se puso en pie y miro su vestido completamente manchado de hierva y barro, su madre la iba a matar. Intento quitar las manchas con un peor resultado, consiguio que se esparciesen por todo el vestido.

Con cara sombria empezo a ir al gremio, a mitad de camino se dio cuenta que habia dejado de llover y decidio quitar la cara triste ya que lo malo venia despues. Entro al gremio recibiendo los saludos de la gente, fue en busca de ropa para cambiarse, si su madre no la veia asi manchada no le diria nada. Paso a hurtadillas por las escaleras que conducian al despacho de la Maestra de Lamia, Rika sabia que su madre siempre dejaba una muda para ambas por si algo ocurria.

Mientras avanzaba de rodillas sintio una ligera presion sobre su espalda, se quedo muda, alguien la estaba observando y lo notaba, se quedo quieta en donde estaba murmurando por lo bajo - ...que no sea ella, que no sea ella ... - se giro levantando la mano con alegria - nipaa ~~

El día había amanecido ya muy nublado, solo un par de rayos débiles de sol se atrevían a traspasar el techo de nubes que cubría la ciudad. Alissa se encontraba en su despacho con un mar de papeles delante y un café ya frío a su derecha. Odiaba las matemáticas y todo lo que tuviese que ver con ellas, pero alguien tenia que hacer las cuentas del gremio, y esa persona era la maestra. Seguramente aquello le llevaría todo el día, así que mejor tomárselo con calma. Un ruido le hizo desatender durante un segundo los papeles, y mirar la ventana la cual empezaba a ser manchada por pequeñas gotas de agua que se deslizaban lentamente. Alissa resoplo y se levanto de la silla acolchada en la cual llevaba horas sentada y se encamino al bar del gremio. Estaba bastante lleno, los días así solían reunirse muchos magos para pasar el rato bebiendo. Alissa vio desde lo alto del segundo piso todos y cada uno de los magos que estaban allí, y le faltaba una cabeza azulada. Resoplo un poco pesada y bajo al primer piso a buscar esa personita, pero estaba casi segura de donde estaba. Pregunto a la camarera y a un par de magos más, los que cesaban más sobrios pero no habían visto a la pequeña. Fuera ya empezaba a diluviar, y Alissa pensó en ir a buscarla, hasta que vio algo en el suelo. Fue a su despacho, encontrando allí a la pequeña Rika manchada y mojada.

- Si intentas hacer que no te vean no deberías dejar marcas...- dijo tranquila mientras señalaba las pequeñas pisadas de barro que había dejado la niña. La niña tenia el pelo mojado y el vestido con manchas de barro. Alissa no se enfado, ya estaba acostumbrada a las escapadas de la pequeña los días lluvia, así que simplemente suspiro- Ven aquí...- pronuncio acercándose a la pequeña. En un cajón guardaba una muda de ropa limpia y una toalla para ocasiones como aquella. Alissa cogió la toalla y empezó a limpiarle el rostro- ¿donde has estado?- pregunto con un tono normal de una madre.

Al final la habia atrapado, miro con recelo las huellas que le habian delatado, eran unas pequeñas manchitas de barro en el suelo. Su madre no se enfado e hizo que pasara dentro del despacho donde le comenzo a limpiar la cara con una toalla.

-Estuve en el parque ... pero no habia nadie - le miro triste.

Se cambio de ropa tranquilamente mientras tenia la toalla en la cabeza y se secaba el pelo. Una vez limpia miro la mesa del despacho, habia una taza junto a un monton de papeles - ¿estabas trabajando? - supuso que si y antes que le diese una respuesta salio de la habitacion - ahora vengo.

Bajo rapidamente las escaleras dando pequeños saltitos, se dirigio hacia la camarera pidiendole algo de merendar. Llego a la habitacion a duras penas con una bandeja sobre sus brazos, llevaba un café recien hecho y un zumo con algunos dulces - volvi, nipaa ~~ - abrio la puerta con un empujoncito - traje algo para que descansaras un poco - le sonrio ampliamente, tenia un aire despreocupado. Coloco la bandeja sobre una pequeña mesita que habia en la habitacion.

- Oye mama - normalmente le llamaba mama, no solia decirle Alissa, oficialmente ella se habia convertido en su madre asique debia de comportarse como una hija - ¿porque la gente no quiere salir los dias de lluvia? ... a mi me gusta - se quedo pensativa mientras miraba el cristal que poco a poco se iba empañando debido al frio.

Limpio el rostro de la pequeña con tal cuidado que parecía estar hecha de porcelana. Realmente no tendría por que hacer aquello, la pequeña tenia ya los once años y podía limpiarse sólita, pero Alissa no podía negar que le gustaba tratarla así, como su pequeña. Rika se seco un poco el pelo con una toalla, mientras Alissa cogía la ropa de recambio que había puesto en la estufa para que se calentase y se la dio a la pequeña. Mientras Rika se vestía, Alissa sentó de nuevo en su silla mirando las montañas de papeles que aun quedaban por revisar y rellenar. Aquel trabajo la mataba.

- Te tengo dicho que cuando llueva vengas a casa, no quiero que pilles un resfriado- pronuncio tranquila. A veces Alissa se sorprendía a ella misma con sus frases de madre. Aun de tener ya 234 años, su mentalidad era de una mujer de 23, aunque los años le habían obligado a madurar y ser responsable, puede que sea por eso que tenia instinto maternal. La pequeña vio curiosa los papeles de la mesa- Si cariño, hoy me toca papeleo- le respondió con tranquilidad, pero no supo si la niña había oído algo, ya que escapo del despacho como si hubiese echo algo malo de nuevo.

Al cabo de unos minutos, después de que Alissa acabase con otra hoja, la pequeña llego de nuevo cargando con una bandeja. Alissa sonrió al verla, viendo como portaba una nueva taza de café humeante para ella. Alissa aparto con cuidado algunos papeles del escritorio y poso allí la bandeja. Bebió unos sorbos del café humeante, y hoyo la pregunta de la niña con interés- Por que a la gente le gusta estar cómodos. La lluvia trae ciertas molestias para muchos, insignificantes molestias de las que se pueden quejar en vez de aceptarlas. Se quejarían igual si nunca lloviese, al igual que se quejan cuando hace demasiada calor. No debes quejarte, es inútil, acepta los hechos o lucha por cambiarlos- pronuncio, pero el final de sus palabras mostraba algo de tristeza. Ella había aceptado la enfermedad que la corrompía y que poco a poco la mataba, la lucha era algo que había abandonado hace tiempo. Se dio cuanta que la pequeña seguía ahí, y su rostro cambio a uno mas alegre para no preocupala- Y dime Rika... ¿Qué es lo que consideras que tienes que todo el mundo quiere? - le pregunto. A veces le hacia preguntas por el estilo, era interesante ver como funcionaba una mente infantil como ella, pero siempre la sorprendía.

Despues de llevar el cafe a Alissa, Rika se sento en una de las sillas mientras bebia su vaso de zumo y escuchaba la respuesta de su madre. La miraba muy fijamente y con gran interés, le gustaba escucharla a veces decia cosas que no entendia bien y le pedia que se las explicase pero ese dia entendio lo que quiso decirle. Noto como la maga se entristecia con alguna de sus palabras y rapidamente cambio el tema y su expresion. Rika opto por no decir nada y aparentar que no se habia dado cuenta, muchas veces habia visto a su madre con la mirada perdida tras los cristales.

Puso atencion a la pregunta que le hizo Alissa - ¿que es lo que considero que tengo y que todo el mundo quieres ...? - repitio cada palabra lentamente asimilandola - ... pues, creo que no tengo nada en especial que levante envidias - se apoyo en el respaldo de la silla dejando el zumo casi terminado en la mesa - ¡ah! - junto las palmas de sus manos haciendo ruido, su exclamacion sobresalto a su madre que no se esperaba aquella reaccion - supongo que es porque estoy en un buen gremio y con la mejor maestra que hay ¿no? - sonrio y se le engancho al cuello - esta es la respuesta que quiere oir todo maestro ¿verdad? nipah ~~.

Se quedo enganchada al cuello de Alissa mientras miraba la montaña de papeles que desbordaba el escritorio - deberias de hacer algo para divertirte - penso cuidadosamente lo que iba a decir - o si no, te pondras vieja y te saldran arrugas aqui - le puso el dedo en la frente mientras soltaba una pequeña risita cantarina- nipah ~~

La maestra de lamia rió levemente ante la respuesta de la niña, y la abrazo al igual que hacia ella. Puso a la niña sobre sus piernas para abrazarla bien, era increíble que bien se podía estar con tan solo un abrazo. No sabia como hacia pero Rika era capaz de hacerla sonreír incluso en las peores circunstancias, daba igual que el ida fuese horrible, la sonrisa de la pequeña era contagiadora.

- No hace falta que me hagas la pelota- rió levemente ante la respuesta de la niña. Era agradable oír que era la mejor maestra, pero decirlo no iba a convertirla en verdad- Sabes que hay muchos maestros, no se puede decir que uno es mejor que otro. Eso siempre depende- dijo de manera tranquila. Sentó a la niña en sus rodillas y apoyo su pequeña cabeza en su pecho, como si aun tuviese seis años.

La pequeña volvió a hablar, mencionando la montaña de papeles que a Alissa aun le quedaban por revisar, y volvió a sacarle una sonrisa.

- Ya soy vieja, no me va a pasar nada mas jeje- dijo sin preocupación. Rika realmente no sabia la edad de su madre, muy poca gente lo sabia realmente. Una mujer de 234 años llamaría mucho la atención y más de uno querría saber como conseguir ese don de la juventud, por lo que Alissa se hacia parar por una veinteañera, aunque su carácter serio y su puesto le daba un par de años más. A veces se preguntaba cuanto tiempo duraría aquello, cuanto tiempo podría engañar con su edad, aunque sabia que su muerte se acercaba y tampoco había que preocuparse. Sonrió de nuevo a la pequeña- Sabes que me encantaría jugar contigo todo el día, pero también saber que debo hacer este trabajo. Lamia no se mueve sola- pronuncio sonriente. Le cogió la nariz- La que se tiene que preocupar eres tu de que no te crezca la nariz por tus travesuras- dijo medio seria y sonriente.

Su nariz quedo apresada por la mano de Alissa y esto provoco una pequeña sonrisa con los ojitos encogidos mientras tiraba hacia atras para zafarse - aah mamaa ... joo - consiguio liberar su nariz y de un salto llego a la ventana. Se quedo pensativa mirando la calle que seguia empapandose por la lluvia que habia vuelto a comenzar.

Cogio a Alissa de una mano y tiro de ella - ven conmigo - tirando fuertemente llevo a su madre hacia una sala que habia en el gremio, era de las salas favoritas de Rika, alli se encontraba un piano practicamente nuevo debido a que la unica que lo utilizaba era la pequeña peliazul - escucha - se sento en aquel piano y comenzo a tocar una dulce melodia que aprendio hacia ya varios años cuando vivia con sus verdaderos padres.

Cada nota recordaba los dias vividos alli, el jugar con su madre biologica, escuchar a su padre y los paseos con los sirvientes por aquellos interminables jardines. Con cada movimiento un nudo se le iba haciendo en el estomago, tambien recordó el dia en que todo aquello termino provocando su huida para no ser asesinada y donde casi muere de hambre si no llegaba a ser por la aparicion de Alissa.

Se habia negado a tocar el piano debido a los malos recuerdos que le traian, poco a poco habia vuelto a usarlo pero sola, no queria que nadie la oyese, para ella era algo privado y muy personal. Despues de unos meses decidio tocar esa cancion y queria que la primera persona que la oyese aparte de ella fuese Alissa.

Sus dedos cesaron junto con la melodia, se quedo un rato mirando un punto fijo sin decir ni hacer nada. Sin darse cuenta se habia evadido y quedado absorta en sus pensamientos. Algo la hizo volver y miro a Alissa, ella era su madre ahora y lo seria para siempre, así que le sonrio alegremente - ¿que te ha parecido? nipaah ~~