Un tranquilo paseo [Libre]

La soledad era su estilo y casi nada cambiaria eso, sin importar el hecho que le preocupara aunque fuera de forma mínima los miembros de su gremio no significaba que estaría siempre a lado de ellos o acompañado de alguno, prefería tener su espacio y disfrutar de la tranquilidad que le brindaba no tener consigo ninguna compañía. Por esa razón decidió hacer un pequeño paseo, salir a ver que interesante suceso podría suscitarse o no. La serenidad de un buen paseo le vendría bien y alejaría de la vida cotidiana de ser al maestro de un gremio como Sabertooth. Su pequeño paseo le había llevado donde se localizaba uno de los gremios más famosos de Fiore, Fairy Tail y por lo tanto estaba hablando de la ciudad de Magnolia. Perfecta para albergar la sede de uno de los gremios mágicos más famosos, vamos que es una ciudad comercial que se ha sustentado por mucho tiempo con el negocio de la magia, era totalmente un lógico que un gremio de ese calibre se encontraba en tal lugar. No tenía problema con dicho gremio ni uno otro, tan solo eran pequeños obstáculos que pasaría para convertir al suyo en el mejor de Fiore, y aunque él pensaba que ya lo era, las cosas se tenían que demostrar con hecho y a su debido tiempo lo llegar a ser.

Se encontraba caminando por las calles de esa ciudad con una vestimenta típica de él, una camisa blanca de vestir, en el cuello un pañuelo rojo como si tratara de una especie de corbata, y encima de esto una chaqueta de color negro. Con respecto a lo anterior llevaba un pantalón oscuro y unos zapatos del mismo color, su cabello rubio bien peinado como de costumbre, como de costumbre con una apariencia muy pulcra. Sus rubios cabellos se mecían ligeramente por la suave brisa que soplaba, el cielo estaba algo nublado y los rayos del sol eran interceptados por nubes por lo cual estos no llegaban directamente. Las cosas se veían tranquilas, el clima estaba algo frio tal como le gustaba al maestro de Sabertooth, quien decidió detenerse un poco para poder disfrutar de un cigarrillo, recargándose en la pared del edificio que estaba detrás de él, sacando la cajetilla de una pequeña bolsa de su chaqueta de la cual solo saco uno, para proseguir a prenderlo con un fosforo y comenzar a fumar.

-Las cosas se ven tranquilas, eso me gusta.- Pensó para sus adentros y luego dio una calada al cigarro, observando todo lo que tenía a la vista a ver si veía algo interesante o digno de atención.

No había mucho que ver, igual así estaba bien, estando tan solo él y su único acompañante es un cigarro que tenía entre sus labios. No le gustaba mucho estar acompañado, prefería estar solo y eso era irónico teniendo en cuenta que era el maestro de un gremio, y cuyos miembros le importaban por lo menos un poco pero no por eso andaría con ellos a cada rato sin despejarse de uno de ellos, le gustaba tener su espacio, disfrutar de la serenidad que le brindaba estar solo lo cual poco ocurría si estabas con alguien a tu lado o bueno eso dependía de la persona. Claro que a veces le gustaba divertirse en una buena batalla y de hecho gustándole hacer sufrir a su oponente si le va en gana pero no ocurría con mucha frecuencia y generalmente andaba tranquilo, era difícil que llegara a expresar emociones tales como ira, rabia, furia, enojo, etc. Lo cual tan solo ocurría cuando las cosas se salían de control en el gremio y hacían destrozo en el edificio del mismo y más si se metían con su preciado bar. Mientras le daba una calada al cigarro observaba claramente sus alrededores, las cosas como ya había dicho parecían normal en la ciudad, parecía que el día de hoy el lugar de la sede de Fairy Tail no había muchas cosas interesantes que resaltar, bueno mejor para sí mismo.

Pero ya en sus más de veinte años de edad, sabía que las cosas podían tener un pequeño cambio o hasta uno radicalmente cuando las cosas se vean hasta muy tranquilos, los eventos inesperados se pueden presentar en cualquier momento y uno de ellos ocurriría, pero sería tan solo pequeño lo también era en sentido literal, y que le quitaría por el momento la serenidad que quería.

-Tsk…- Dijo al escuchar un grito que le llamo la atención, se trataba de un hombre con el cual una pequeña había chocado con él o por lo menos eso se veía a simple vista viendo a la pequeña en el suelo que no se tardó en levantar, la chica de cabellos azules tendría unos once o doce años aproximadamente -¡MOCOSA MIRA POR DONDE VAS! ¡ME HAS MOLESTADO BASTARDA! – Bien el tipo regordete cuyo mal olor se notaba desde unos metros donde estaba el rubio y el cual parecía no estar de buen humor – ¡TE DARE TU MERECIDO PARA QUE APRENDAS! ¡ASI TE DEBERIAN EDUCAR TUS PADRES! –Arqueo una ceja cuando vio al tipo a punto de propinarle un golpe a la pequeña, no la conocía de anda pero le parecía una acto muy cobarde golpear a una menor que parecía inofensiva a simple vista, y además tal sujeto había interrumpido su tranquilidad así que con esas razones tendría pensado actuar

El golpe del hombre llego a su destino pues este fue sujetado por el rubio quien debido a la distancia entre ellos que no era tanto y debido a su increíble velocidad no tardó mucho en llegar. Miro con una cara algo de asco a tal hombre, sí que olía mal y le provocaba repulsión tener que tocarlo, apretó más fuerte cuando vio que se intentó resistir logrando que este cayera al suelo debido a su agarre.

-¿¡Qué crees que haces!? –Enojado argumento –Interrumpiste mi tranquilidad con tus gritos de loco además ¿Qué tipo de sujeto golpea a una niña? Das asco tanto como en el interior y en el exterior con tú horrible apariencia y fétido olor, desaparece de mi vista – Lo pateo en el estómago y lo mando unos metros hacia atrás, retorciéndose en el suelo debido al dolor y saliendo corriendo cuando tuvo fuerzas de acabar, no articulo ninguna palabra más por el momento ni pregunto cómo se encontraba la chica, tan solo se mantuvo con una mirada fría y dio otra calada a su cigarro.

El admitía internamente que había sido algo “divertido” haberle dado ese castigo al maldito maloliente que quiso pegarle a la pequeña, siendo ese caso uno de los cuales disfrutaba de provocar algo de dolor al prójimo, tan solo ver como su patada lo mandaba algo lejos y como este se retorcía por el dolor era algo que aunque no lo demostraba exteriormente por dentro lo disfrutaba totalmente, viendo como finalmente huía viendo que era una basura comparado con mago fumador. La chica muy educadamente agradeció la ayuda, parecía tener modales y bueno quien no agradecería que alguien le evitara un golpe como ese, claro que había personas pero sean o no educadas igual podrían ser agradecidos y demostrar tal cosa con un simple gracias, lo que dejaba claro que la chica tiene algo de cortesía fue su manera de hablar y la forma en que se refirió al maestro de Sabertooth, la cual valga la redundancia fue Cortez. Escucho el agradecimiento de la chica y volteo hacia ella para mirarla, acomodando en ese momento sus lentes de tonos morados con un dedo mientras con la otra mano tenía su cigarro que ya casi estaba por acabar. Llamándose a si misma mal educado prosiguió con su presentación, sabiendo por parte de ella que la peliazul se llamaba Rika Furude. Exhalo por última vez el humo del cigarro y dejo caer este para luego dejar caer este de entre sus dedos para apagarlo finalmente con una pequeña pisada con su zapato derecho.

-Kenta Salvatore – Dijo tan solo su primer nombre y apellido, pensando que era lo correcto presentarse cuando ella ya lo había hecho, era lo más “educado” –No hay nada de que agradecer, me desagradan las personas como él y interrumpió mi tranquilidad, merecía mucho más que una simple patada.

La chica parecía a simple vista una común y corriente persona de su edad, pero si observas y te concentras verdaderamente te darías cuenta que no era totalmente así. Primero que nada pese lo que pudo sucederle no parecía realmente agitada o asustada, sin importar que hubiera sido “salvada” de tal golpe daba igual, lo más lógico era que se asustara aunque fuera un mínimo. Dejando de eso de lado se podia sentir algo de poder mágico de parte de ella, sin importar si fuera bajo o alto esto le daba la certeza que se trataba de una maga.

-Aunque pensándolo bien, dudo que te hubiera causado muchos problemas ¿O sí? – Su semblante aún era serio y frio al igual que sus palabras, no era el tipo de personas que hablaba mucho y menos con desconocidos, pero tal vez una tranquila charla le vendría bien, ella no era por así decirlo “intolerable o muy irritante” Su voz no era así por lo que escuchaba, por lo cual charlar con ella fuera brevemente o prolongadamente no interrumpiría para nada sus planes que era tener una tarde tranquila.